Nuevo hormigón fotovoltaico es capaz de generar energía solar
23 de enero de 2023
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El uso de materiales biológicos hará que el sector sea más competitivo y ayudará a reducir los impactos ambientales. Sigue leyendo y conoce más detalles sobre la relevancia desde el biotecnología, futuro de la construcción civil.
En el primer semestre de 2022, el sector de la construcción civil creció 9,5% frente al mismo período de 2021 (IBGE), siendo el segundo con mayor crecimiento hasta el momento. Datos de la Confederación Nacional de la Industria (CNI) muestran la importancia de la construcción civil para el país, cuyo PIB lleva siete semestres en alza. Uno de los factores responsables del buen desempeño es que el sector de la construcción civil ve la innovación como un agente de cambio esencial en los negocios: entre mayo de 2021 y mayo de 2022, el número de nuevas empresas en el área aumentó en 13,82%, moviendo alrededor de R$ 6 mil millones, según la Asociación Brasileña de Startups.
En Paraná, el Instituto Senai de Tecnología en Construcción Civil (IST-CC) ha seguido la dinámica de este mercado. Responsable de desarrollar proyectos para la inclusión de nuevas tecnologías en la construcción, el Instituto ha fomentado la investigación para el desarrollo de materiales que ya están cambiando la forma de producir y construir. "Tenemos una interacción muy grande en toda la cadena productiva de Paraná, siempre trabajando en sociedad con industrias y constructoras que incluso ya utilizan algunos materiales nuevos en sus proyectos", dice Karine Coelho Corrêa, consultora de Investigación, Desarrollo e Innovación de IST-CC.
Un tema que ha ganado relevancia en el área de la construcción es el uso de materiales biológicos como base para los productos del segmento. Este es el caso del biohormigón, creado a partir de bacterias que se desarrollan en cápsulas biodegradables; y que supone toda una revolución en los procesos constructivos. En contacto con el agua, estas bacterias se activan y actúan como selladores de posibles grietas, lo que debería aumentar significativamente la durabilidad de las construcciones.
Pero no es sólo la industria del hormigón la que se reinventa a partir de la tecnología. En el IST de Construcción Civil hay varios proyectos en el área de biotecnología. Este es el caso de Mush, una startup actualmente incubada en la Universidad Federal de Paraná. A través de la Convocatoria de Innovación Industrial de Paraná, Mush llevó al IST-CC un proyecto de investigación para la fabricación de tableros con residuos de la agroindustria. Según el IBGE, la producción agrícola en Brasil en 2022 debe ser 2,2% mayor que en 2021, siendo el arroz, el maíz y la soja responsables de 91,5% de la estimación – y por cada tonelada de grano, se generan dos toneladas de residuos vegetales. La solución de la startup utiliza estos desechos que de otro modo serían desechados como fuente de nutrientes y soporte para el crecimiento de un hongo que actúa como pegamento. El director general de Mush, Eduardo Sydney, destaca los beneficios de la tecnología: “Estamos validando todas las propiedades de este material y, hasta el momento, hemos comprobado que además de ofrecer confort termoacústico, tiene un ciclo de vida completo. Se genera a partir de residuos vegetales, se transforma en material de construcción y es biodegradable 100%, compostable en tierra, agua dulce y agua salada. En otras palabras: si en el futuro se derriba o rehabilita un edificio, estas losas se descompondrán de forma natural”, apunta.
Fomentar cambios en la industria de la construcción civil va más allá del sesgo comercial. El uso de materiales biológicos está alineado con las cuestiones ambientales. Para que te hagas una idea, la producción de cemento por sí sola representa 8% de emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, según la asociación World Business Council for Sustainable Development (WBCSD). Una encuesta realizada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reveló que el sector de la construcción civil es responsable de 38% de dióxido de carbono liberado a la atmósfera. “Estamos respondiendo a una demanda del sector y del planeta, creando un material de construcción sostenible. Es una solución disruptiva, que ayuda a conciliar la necesidad de construir, vivir y trabajar con la preservación de los recursos naturales”, enfatiza Eduardo Sydney.
Trabajar juntos es la mejor manera de cambiar este escenario y el equipo del Instituto Senai de Tecnología en Construcción Civil viene probando soluciones que rápidamente se ponen a disposición del mercado. “Hemos estado trabajando arduamente en sistemas de construcción innovadores para reemplazar la mampostería, el concreto y algunos tipos de madera. La industria está invirtiendo en investigación para aumentar la productividad, fabricar los sistemas y lanzarlos al mercado, todo muy rápido. En poco tiempo pudimos probar y validar estos nuevos productos”, dice Karine Coelho Corrêa, analista de Investigación, Desarrollo e Innovación del IST-CC.
Con respecto al proyecto Mush, la expectativa es que la biotecnología gane aún más espacio en la construcción civil – Brasil ya ocupa el 4° lugar en el ranking mundial de construcciones sustentables certificadas por LEED (Leadership in Energy and Environmental Design): “Tenemos una muy grande , además de mucha capacidad científica. Somos vistos como investigadores muy dedicados y, con esta tecnología pionera, tendremos un impacto muy positivo”, concluye el CEO Eduardo Sydney.
Fuente: G1
23 de enero de 2023
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